"El futuro, como dice Ángel de la Cruz, es concreto: pónganse a abrir proyectos, asociaciones, clubes (sociales, culturales y deportivos), a organizar actividades en la naturaleza, guarderías, bares. Las protestas también, ciertamente, pero las manifestaciones, concentraciones, performances y talleres sobre Trotski tienen un público limitado. Y reiterativo. Que se queden, pero son comida de fin de semana. La comida de diario tiene que ser la concreción de la ideología que se predica, que en este caso es un ordo amoris que intenta llegar lo más lejos posible: cuidar del que tienes delante como si su carne fuera tu carne. .
Ojalá un movimiento solarpunk de masas. De clérigos que canten con nostálgica maravilla la naturaleza que vamos a recuperar y reintegrar. De ciudades peatonales a rebosar de pequeñas tiendas con carácter rodeadas de campos y animales paciendo libres. De redes de información libres. De una tecnología al servicio de las personas. De carpinteras y libreras de barrio. De trabajos amenos, amables y, sobre todo, breves. De tiempo para vivir, no para descansar agotados.
Ojalá un movimiento que cante a la seguridad de que cualquier inconveniente (una tubería rota, una enfermedad, un apagón) no tendrá más consecuencias que la molestia de solucionarlo. Un movimiento que prometa que habrá tiempo de aventurarse, de salir del refugio y dejarse arrastrar por el caos vital. Un movimiento de cines al aire libre y enclaustrados, y de escuelas artísticas y deportivas, porque la IA y otras tecnologías nos han liberado de trabajos absurdos dejan tiempo para ser humanos. De medios de comunicación veraces, entretenidos, pero no adictivos. Sin publicidad. Un mundo sin publicidad, sin llamadas a deshoras ni guerra psicológica encubierta y constante.
Ojalá pintar en la ciudadanía la posibilidad de un mundo sin yayos sufriendo solos, sin hijos que tengan que elegir entre trabajar o cuidar de sus mayores, sin emigraciones forzosas porque no hay curro de lo tuyo; pero si de trenes en los que perderse, si es de cada uno el deseo. Un mundo de libros, libros y más libros, que en cualquier formato es otra palabra para amor.
Ojalá un movimiento al que dé energía el sol, el calor de la tierra, el mar, y no la gasolina y el humo. Ojalá grandes komunes colectivos (explorar el universo, crear grandes y pequeños proyectos, llegar a la pobreza cero, integrarnos con el mundo natural) que puedan realizarse porque nadie ha sido dejado atrás. Ojalá llegar a casa a mediodía, tomar un café, hablar suavemente con los vecinos, ir a la playa o al monte, y no temer al día siguiente. Ojalá coger una mochila y perderse, no como lujo para unos pocos, sino como derecho para muchos. El gozo se volverá a unir con la labor, los medios con los fines, el esfuerzo con la recompensa, los días con el sentido.
Todos esos ojalás no son fantasiada. Son asuntos perfectamente posibles, que la mayoría de les que vivimos aún podríamos ver antes de marcharnos—ten coraje, nadie es inmortal—. Recuerda que solo unos pocos nos quieren pequeñitos, aislados, limitando nuestra capacidad de dar y recibir ternura…
Para finalmente crear una red entre todes que sea paciente, amable, que no envidie, que no presuma. Que no deshonre al resto ni solo busque autojustificarse, que no llegue a la ira, ni al escrutinio frio y sin empatía, fácilmente y que perdone las equivocaciones. Redes e instituciones que no se deleiten con la crueldad, con el cinismo, sino que se engalanen con la bondad. Que siempre protejan, que siempre confíen, que siempre esperen, que siempre perseveren.
Así en la imaginación como en la tierra."
Autor: Fran Liñeira
Texto modificado levemente con algunas adaptaciones propias de @Trex